El impacto económico de eventuales cambios en la relación con China: estiman que hay en juego unos USD 3.000 millones en exportaciones
Detrás de Brasil, China es el segundo socio comercial de la Argentina. En los primeros 11 meses de 2023, según el último dato disponible del Indec, las exportaciones a China totalizaron USD 4.921 millones y las importaciones, USD 13.711 millones. En ese período, el gigante asiático fue el tercer destino de nuestras exportaciones y el segundo origen de importaciones. De ahí la sensibilidad no solo política, sino también económica -en particular, comercial- y financiera en torno a las relaciones con Beijing.
La canciller Diana Mondino se reunió el viernes con el embajador chino Wang Wei y una de las cuestiones que se trataron fue despejar los temores de la administración de Xi Jinping acerca de un cambio en la tradicional adhesión de Argentina al principio de “una sola China”, puesta en duda por gestos equívocos y rumores.
Sobre esto último, Agustín Romo, diputado de La Libertad Avanza, visitó la oficina comercial de Taiwán en la Argentina y posteó una foto con elogios a la isla: “Taiwán está en el puesto número uno del índice de libertad económica. Un ejemplo para el mundo libre”.
Asimismo, surgieron rumores -desestimados por la cancillería argentina- sobre una presunta reunión de Mondino con la representante taiwanesa en el país, Florencia Miao-hung Hsie. En vísperas de las elecciones en Taiwán, en las que este sábado ganó un partido independentista, la preocupación de China era que Argentina adoptara una posición diplomática distinta a la sostenida durante más de 50 años.
Patricio Giusto, director del Observatorio Sino-argentino, Master of China Studies y profesor visitante de la Universidad de Zhejiang (China), sostuvo: “Estados Unidos es el único país del mundo que provoca a China respecto a la cuestión de Taiwán, y por razones obvias: el apoyo económico y militar histórico. Meternos en eso es algo absolutamente alocado, que tendría consecuencias gravísimas porque es el tema más sensible para el Partido Comunista de China”.
¿Represalias?
En este contexto, trascendieron posibles represalias económicas por parte de China, tales como exigir el pago del canje de monedas con el Banco central (esto es, la devolución de los yuanes de las reservas del BCRA) y disminuir las compras de carne y soja, priorizando a proveedores como Uruguay, Australia y Brasil.
Con respecto al swap, y pese al pedido del presidente Javier Milei a Beijing para renovarlo, las autoridades chinas ya habían suspendido la ampliación por USD 6.500 millones acordada con el gobierno de Alberto Fernández. Si China exigiera el pago del tramo del swap utilizado -USD 5.000 millones más 6% de intereses-, Argentina quedaría en una posición delicada ya que aumentaría en un 50% el rojo de las reservas netas.
De acuerdo al economista Federico Glustein, esto dejaría en una situación de riesgo a la macro y también al nuevo acuerdo con el FMI, que prevé una acumulación de reservas de USD 10.000 millones hacia fines de este año.
En materia de exportaciones, en noviembre, de acuerdo a la última publicación del Indec, el 56,5% de los despachos al país asiático se concentraron en carne bovina, deshuesada, congelada; y en porotos de soja excluidos para siembra.
Si China decidiera frenar la compra de dichos productos, “podrían estar comprometidos USD 3.000 millones, por lo menos de exportaciones difíciles de reubicar porque el mercado chino tiene un tamaño no replicable en otra zona del globo”, dijo Glustein.
“Es por eso que el impacto podría ser grande no solo para el sector agropecuario, sino para la recaudación de divisas y por retenciones, así como de un efecto cascada para importaciones chinas muy necesarias para la economía local. A su vez, hay provincias con un número importante de exportaciones hacia China como son Catamarca, La Pampa y Entre ríos que van a ver su economía afectada”, agregó.
Por su parte, Marcelo Elizondo, Presidente del Comité Argentino de la International Chamber of Commerce (ICC), aseguró: “Argentina perdería un muy relevante comprador de soja, que no es fácil de sustituir. Argentina tendría que buscar otros mercados en el mundo, sobre todo en Asia. Habría mercados alternativos pero probablemente se produciría alguna pérdida en términos de precio porque el país estaría obligado a salir a vender su producción generando una sobreoferta en los mercados”.
También, de acuerdo al especialista, China podría triangular y comprar la producción argentina indirectamente, lo que generaría bajas en el precio.
Desde la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes (Ciccra), su presidente, Miguel Schiariti, dijo a Infobae que el impacto para el sector sería “nefasto” ya que China concentra alrededor del 77% de las exportaciones de carne y se estima que en 2023 se enviaron unas 920.000 toneladas.
En suma, una reducción de las exportaciones a China podría ampliar aún más el déficit comercial, que en los primeros 11 meses de 2023 alcanzó los USD 8.790 millones.
No obstante, tanto Schiariti como Elizondo y Glustein consideran que sería una primera amenaza de China para evitar que Argentina avance en un tema tan sensible. Además, cabe recordar que las relaciones bilaterales ya habían atravesado tensiones luego de que el gobierno decidiera no entrar al grupo BRICS (por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y que Milei dijera durante la campaña presidencial que tanto Brasil como China serían socios comerciales del sector privado y que no harían pactos con comunistas. Asimismo, el libertario sostuvo que en el país asiático “la gente no es libre, no puede hacer lo que quiere. Y cuando hacen lo que quieren, los matan”.
En el gobierno no desconocen dichos números ni la importancia de la relación bilateral con el gigante asiático tanto en términos comerciales como financieros. Por este motivo, tras la reunión entre Mondino y Wang Wei, cancillería emitió un comunicado y afirmó que ambos desestimaron “recientes versiones de prensa infundadas y reafirmaron lazos de amistad y el principio de una sola China”.
Será cuestión de tiempo y de los gestos que tenga el gobierno nacional para ver si la relación bilateral se afianza o, por el contrario, se debilita; a sabiendas del impacto económico que implicaría.