El agua no da tregua al sur de Brasil y temen por desabastecimiento de alimentos
Paró de llover pero el agua anega todavía este lunes Porto Alegre y centenares de otras ciudades en el sur de Brasil, mientras crece la preocupación por el abastecimiento de agua y alimentos por la peor catástrofe climática en la región. Unas 84 personas murieron, 111 están desaparecidas y más de 129.000 debieron abandonar sus casas debido a las lluvias torrenciales que desbordaron ríos y causaron deslizamientos en el estado de Rio Grande do Sul, según datos de Defensa Civil.
En Porto Alegre, la capital del estado, este lunes salió el sol pero numerosos barrios continúan inundados. La catástrofe multiplica las escenas de desesperación. Cientos de habitantes de esta ciudad de 1,4 millones se han volcado en ayudar a personas atrapadas en sus casas, en algunos casos desde hace días.
En el barrio de Sao Joao, en el norte, los barcos llegan por decenas, pero los vecinos temen que sean insuficientes. Un centenar de personas esperan el rescate atrapadas en un edificio, constató la AFP.
Debemos “rescatarlos y llevarlos a algún refugio”, dice Andrey Rocha, de 36 años, empleado público y un organizador del salvamento espontáneo.
El fenómeno meteorológico, que dejó volúmenes de lluvia históricos y ha convertido las calles en ríos, es atribuido por expertos y el propio gobierno brasileño al cambio climático.
El gobernador de Rio Grande do Sul, Eduardo Leite, describió el domingo la situación como un “escenario de guerra”.
El río Guaíba, en medio de la ciudad y su zona metropolitana, alcanzaba en la tarde 5,26 metros, encima del récord de 4,76 metros registrado durante unas históricas inundaciones en 1941, tras alcanzar un pico de 5,30.
La tragedia golpeó unas 364 ciudades y poblados de Rio Grande do Sul, una extensa región agropecuaria con una población de 11 millones.
Muchas siguen aisladas, sin comunicaciones ni servicios básicos.
El paso en unas 200 carreteras y autopistas está interrumpido después de que las aguas arrastraron puentes y carreteras.
Militares, bomberos y voluntarios siguen trabajando contrarreloj en las tareas de rescate con helicópteros, lanchas o botes.
Casi 14.000 militares fueron movilizados a la región, según el gobierno.
Las autoridades temen por el abastecimiento de agua y de víveres. La alcaldía de Porto Alegre decretó el racionamiento de agua solo para consumo esencial.
“No estamos encontrando casi nada en el mercado. Ya hace tres días que estamos sin agua”, lamentó Neucir Carmo, de 62 años y residente del barrio de Floresta de la ciudad.
Según un informe del sitio meteorológico MetSul, la situación se estima “de extrema gravedad por un largo periodo”.
Muchas áreas afectadas, especialmente en valles del interior del estado, serán “inhabitables por semanas o meses por la destrucción de casas, infraestructura y el colapso de servicios públicos esenciales”, añade.
El Instituto Nacional de Meteorología (Inmet) alertó por nuevas tempestades de “gran peligro” en áreas del sur del estado, con lluvias de hasta más de 100 mm, vientos y posiblemente, granizo hasta el mediodía del martes.
En las zonas más afectadas, la lluvia podría volver a partir del miércoles. El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quien viajó el domingo a la zona afectada por segunda vez, se reunió el lunes con parte de su gabinete “para discutir las acciones de recuperación” en el estado, escribió en la red X.
El mandatario prometió que agilizará la entrega de “todos los recursos necesarios”. El gobierno de Rio Grande do Sul dijo que han recibido donaciones de todo el país y una recaudación que ronda los 38 millones de reales (USD 7,6 millones).
La Confederación Brasileña de Fútbol junto a federaciones, clubes y jugadores de la selección, incluidos Vinicius Júnior y Neymar, lanzaron una campaña de recaudación online. En la central logística de Defensa Civil y centros deportivos de Porto Alegre, así como en otros puntos fuera del estado, las donaciones se apilan a la espera de distribución, consignó Clarín.
Más de 20.000 personas están alojadas en refugios y se han montado hospitales de campaña ante la evacuación de centros médicos.
En medio del drama, hay gente con “miedo a saqueos”, dice Dionis Bellettini, vestido de civil y con un salvavidas al cuello. Algunos moradores simplemente “no quieren ir a un refugio”.
En el centro de la ciudad, rescatistas detuvieron a dos personas que estaban robando viviendas evacuadas.
Efectivos policiales evitaron un linchamiento por parte de un grupo de personas indignadas, constató un fotógrafo de la AFP.