La ley que declara patrimonio inmaterial a la variedad lingüística de los alemanes del Volga tiene un número asignado

El Boletín Oficial publicó la Ley Nº11187, por la que se declara patrimonio inmaterial de la Provincia de Entre Ríos a la variedad lingüística, con base en los dialectos del alemán franco-renano, de Hesse y del Palatinado, hablado por los descendientes de los alemanes del Volga. Así lo confirmaron desde el municipio de Valle María.

La ley establece que el Estado entrerriano, a través de los organismos de competencia, promoverá y apoyará actividades culturales, educativas y de investigación destinadas a preservar, promover y difundir la variedad lingüística. A su vez, faculta a la Secretaría de Cultura y al Consejo General de Educación para que establezca mecanismos de cooperación con las comunidades de descendientes de los alemanes del Volga, así como con instituciones locales y provinciales, para el desarrollo de programas y proyectos destinados a la preservación y promoción de esta variedad lingüística de la colectividad de los Alemanes del Volga y de aquellos que quieran aprenderla.

 

Corriente inmigratoria

La historia de la provincia está marcada por la llegada de distintos grupos migratorios que contribuyeron a la construcción de su identidad cultural. Entre estos grupos se destacan los descendientes de los alemanes del Volga, cuya presencia en nuestro territorio ha dejado una huella profunda en la historia, la cultura y la sociedad entrerriana. Razones de índole políticas, económicas, religiosas y distintos conflictos -sumados a la Guerra de los Siete Años en el Siglo XVIII-, producen un clima inestable y emigratorio en vastos territorios del Sacro Imperio Romano Germánico. En este marco histórico, la zarina de todas las Rusias, Catalina II, invitó a través de un manifiesto en 1763, a poblar vastos territorios a ambas márgenes del río Volga medio.

Respondiendo al llamado, salen de desde las regiones del Hesse, Palatinado, Renania, Württemberg, Sajonia, Baden y Norte de Baviera 30.000 migrantes, en busca de la tierra de paz y prosperidad para sus familias prometida por la zarina. Los alemanes que migraron al Volga entre 1763 y 1766 provenían en su mayor parte de la región franco-renana, del Palatinado y de Hesse y se establecieron en 104 aldeas o colonias agrícolas madre, fundadas a ambas orillas del Bajo Volga.

Los diferentes contingentes llevaron consigo las respectivas variedades lingüísticas habladas en sus regiones de origen, todas pertenecientes a la rama del alto alemán; y por lo general vivían en cada aldea grupos de un mismo origen geográfico. Con el correr del tiempo, estas variedades con ligeras diferencias llegaron a amalgamarse lentamente, sobre todo por la fundación de 66 aldeas hijas entre 1848 y 1867, donde ya no fue posible ubicar siempre personas de un mismo origen remoto. Asimismo, los casamientos “mixtos” de parejas de diferentes orígenes de tierras alemanas y de diversas aldeas del Volga también contribuyeron a amalgamar las variedades dialectales. Los difíciles momentos iniciales y la dura estepa rusa, hicieron más fuerte su cohesión social y su solidaridad comunitaria, basada principalmente en la educación y religiosidad profunda.

Con el espíritu emprendedor y la perseverancia, lograron desarrollarse en todos los ámbitos, conservando y creando una identidad cultural propia, siendo la lengua el vehículo de las transmisiones a lo largo de varios siglos. La variedad lingüística de los alemanes del Volga (Wolgadeutsch) es básicamente franco-renano (Rheinfränkisch), con huellas de otras variedades lingüísticas. El Hessisch de la región del Hessen y el Pfälzisch de la región del Pfalz, prevalecieron fuertemente. Estas dos variedades, en las colonias del Volga, producen una mezcla o mixtura (Mischung), incorporando algunos términos eslavos. Y ya más tarde, en territorios entrerrianos, la incorporación de términos y giros hispánicos en Argentina.

 

Asentamiento en Entre Ríos

En 1874, el zar Alejandro II, depone los beneficios concedidos a las comunidades alemanas radicadas en la zona del Volga. Esta decisión y sus consecuencias influyen para que se genere una nueva migración, esta vez hacia “las Américas”. En este contexto y a partir de un convenio firmado, por un grupo de adelantados, con el gobierno Argentino (representado por Nicolás Avellaneda) el 3 de septiembre 1877, este colectivo conocido como los alemanes del Volga, llegan al territorio entrerriano.

En el Volga, nunca hubo alfabetización en dialecto, sino solamente en alemán estándar en las escuelas y las iglesias, lo cual también vale para Argentina. Durante todo un siglo, los colonos usaban dos variedades idiomáticas para comunicarse: sus dialectos de origen en proceso de adaptación e integración entre ellos, que fue su lengua materna usada en la familia y en la comunicación social, siempre de transmisión oral; y el alemán estándar enseñado en las escuelas parroquiales católicas y evangélicas y de uso en la iglesia, para la lectura y las comunicaciones escritas. Esta situación se llama diglosia. A la formación de una especie de dialecto común, por cierto, con una serie de variantes, se agregaron términos alemanes creados por los colonos para designar cosas que no existan en tierras alemanas al momento de la salida de allí o que resultaron desconocidas. Con el tiempo, también hubo algunas incorporaciones de términos rusos, que en parte fueron germanizados en cuanto a la pronunciación. El vocabulario general, la gramática y la sintaxis siempre siguieron siendo alemanes, lo cual vale también para los colonos establecidos en Argentina. Aquí se repitieron los fenómenos ya indicados para el Volga: una situación de diglosia (el dialecto para el hogar y el contacto social; el alemán estándar para la escuela, la iglesia, la lectura y las comunicaciones escritas); la creación de términos nuevos en el dialecto para cosas nuevas y también la incorporación de términos castellanos, germanizados unos e incorporados intactos otros. El dominio del dialecto para el hogar y la vida social y el alemán estándar para la escuela y la iglesia ha sido un marcador de identidad étnico cultural del colectivo.

El dialecto ha contribuido considerablemente a la cohesión y la identidad. Sus hablantes se sentían miembro de una “familia” mayor porque hablaban la misma lengua. En el marco de la historia migratoria de Argentina, los alemanes del Volga jugaron un papel significativo en la colonización y el desarrollo de la provincia.

 

Identidad

El 22 de noviembre de 1877 el gobernador Ramón Febre ofrece tierras y otros recursos al gobierno nacional de Nicolás Avellaneda, para la creación de la Colonia General Alvear (Dpto Diamante) y recibir al primer contingente de unas 1000 personas. Llegan en enero de 1878 a Villa del Diamante y son ubicados en la Chacra 100, centro de la Colonia General Alvear, actualmente a 2km al este de Valle María.

Luego de zanjarse a favor de los alemanes del Volga la disputa con el gobierno Nacional respecto a la forma en la que se iban a establecer (los primeros querían vivir agrupados en aldeas y el plan original del gobierno es que vivieran dispersos), se fija como fecha común el 21 de julio de 1878 de establecimiento de las cinco primeras aldeas. Estas son conocidas como las Aldeas Madres: Valle María, San Francisco, Protestante, Spatzenkutter y Salto.

Muchos contingentes más fueron llegando, y sumado a las proliferas familias, hicieron que pronto tuvieron que avanzar en la búsqueda de nuevas tierras por otros departamentos de la provincia. Se expandieron por toda ella, habiéndose establecidos en más de cincuenta aldeas, colonias y poblados junto a estaciones de trenes. La llegada de los alemanes del Volga a Entre Ríos representó un capítulo importante en la historia de la provincia, marcado por el esfuerzo, la tenacidad y el espíritu de superación de estos inmigrantes. Estableciéndose en las fértiles tierras entrerrianas, estas familias cultivaron la tierra, fundaron pueblos y mantuvieron vivas sus tradiciones, incluido su idioma: una variedad lingüística del alemán que ha perdurado hasta nuestros días como un testimonio vivo de su legado cultural de identidad singular.

Fuente: Municipio de Valle María