El estigma de la obesidad: solo 3 de cada 10 personas con exceso de peso consideran que su condición puede prevenirse
Cada vez más estudios dan cuenta del aumento de manera alarmante en todo el mundo del sobrepeso y la obesidad en los últimos años. Y de no adoptarse medidas urgentes, en 2050 el 60% de los adultos y un tercio de los niños y adolescentes podrían padecerlos.
Así lo advierten dos estudios recientes publicados en enero último por el World Obesity Atlas 2025, y una investigación publicada en la revista The Lancet, que destacan el impacto de esta tendencia en la salud pública global y la necesidad de estrategias inmediatas para frenar su avance y que para 2030 no haya 1.130 millones de adultos con obesidad, lo que representa un aumento del 115% en comparación con 2010, según distintas proyecciones.
En Argentina, más de 6 de cada 10 adultos tienen sobrepeso u obesidad y las cifras en niños y adolescentes tampoco son mucho más favorables (4 de cada 10), destacan desde Sociedad Argentina de Nutrición (SAN) que participó con dos profesionales médicos y otros expertos de la mesa de debate “La obesidad puesta en escena: un abordaje desde la salud”, moderados por la Directora Editorial de Infobae, Daniela Blanco.
El encuentro realizado en el auditorio de la SAN en Buenos Aires, sirvió para compartir los principales hallazgos del tema y reflexionar con especialistas sobre las oportunidades y desafíos de un abordaje integral de esta condición, ya establecida como epidemia mundial. Además se presentaron los resultados de un relevamiento a 350 personas con exceso de peso, que expone la necesidad de reforzar la concientización y la educación en torno a esta problemática de salud pública, porque persisten desconocimientos y creencias erróneas acerca de muchos de estos temas.
“Se trata de una problemática de salud con múltiples causas, que incluyen factores genéticos, metabólicos, hormonales, psicológicos y ambientales. Es fundamental seguir trabajando en la concientización para comprender que la obesidad no es una cuestión de carácter o falta de voluntad, sino una realidad compleja que requiere un abordaje integral y libre de estigmas”, enfatizó la doctora Virginia Busnelli, médica especialista en Nutrición, experta en la temática y actual presidente de la SAN que fue una de las voces de la prestigiosa mesa de debate, integrada su colega Ana María Capelletti, Daniela Conterjnic, directora médica de Novo Nordisk Argentina y Gabriel Barash, socio director de Neuronal.
El estigma propio de una persona con exceso de peso al que se refirió Busnelli remite a uno de los resultados que arrojó el relevamiento, en el que se expone que 4 de cada 10 adultos con sobrepeso u obesidad consideran que su cuadro fue y es causado por su falta de voluntad.
El relevamiento, realizado en Argentina por Neuronal Crafted Data —el área de data intelligence de Urban Grupo de UP Comunicación—, a pedido de Novo Nordisk Pharma Argentina, se llevó adelante en octubre de 2024 e incluyó a 350 participantes, mayores de 18 años (81% mujeres y 19%, hombres) que manifestaron tener exceso de peso y haber realizado al menos una consulta con un profesional de la salud por esta causa.
El estudio también expuso que 9 de cada 10 personas con sobrepeso u obesidad afirman haber sufrido discriminación. Este estigma puede generar consecuencias emocionales y psicológicas negativas, como baja autoestima, ansiedad, y depresión, lo que a su vez puede dificultar la búsqueda de tratamientos adecuados para su control.
“El enfoque simplista de que la obesidad se refiere a comer mucho y moverse poco, ignora la mayoría de las evidencias que se acumulan con respecto a que no alcanza con una dieta restrictiva y aumentar el gasto energético a través del ejercicio físico, porque eso logra solo una reducción de peso a corto plazo, pero a largo plazo se ponen en marcha numerosos mecanismos fisiológicos y metabólicos que promueven la recuperación del peso perdido”, precisó Busnelli.
Y agregó: “Tiene que ver con toda la implicancia de que es una enfermedad biológicamente muy compleja y cuando no se trata correctamente, integralmente a la patología y teniendo en cuenta las causas que tiene cada uno de los pacientes o en cada situación individual, se produce la recuperación del peso perdido”.
“Eso —subrayó— tiene que ver con la frase ‘la obesidad protege a la obesidad’. Es decir, que al ser una enfermedad biológica y tan compleja, cuando el tratamiento se pone en marcha a través de la restricción etaria, lo más probable es que se pongan en marcha un montón de factores, principalmente hormonales, para que se produzca la recuperación del peso perdido, con el consiguiente descontrol alimentario, con el aumento del hambre, con los cambios emocionales y la posibilidad de la recuperación del peso perdido”.
“Ese es el motivo por el cual es importante que no solo hagamos cambios en el estilo de vida, sin lugar a dudas es importante hacer cambios en el patrón alimentario y mejorar la calidad de la ingesta, pero no mediante la restricción ni soluciones mágicas, sino a través de cambios paulatinos, los cambios de hábitos que se puedan sostener en el tiempo a largo plazo, porque al ser una enfermedad crónica requerimos si o si la necesidad de tratar el paciente en el tiempo y no que sea una solución mágica durante un instante”, subrayó Busnelli.
Entonces, manifestó, “abordar el paciente integralmente implica no solo ayudarlo en estas pautas que tienen que ver con los cambios de conducta, sino también, si el paciente lo requiere, hacer un acompañamiento de su situación emocional, de su salud mental, ver la posibilidad de añadir un tratamiento farmacológico si lo tiene indicado e inclusive el uso de la de la cirugía bariátrica”.
Otro de los resultados preocupantes es que solamente 3 de cada 10 consideran que el sobrepeso y la obesidad son prevenibles, cuando en verdad hay estrategias efectivas para evitar su desarrollo.
“La promoción de hábitos saludables, como una alimentación equilibrada, generando entornos seguros, y llevar una vida que incluya la práctica regular de actividad física, horas de sueño adecuadas y una gestión consciente de las emociones, entre otras medidas, son estrategias que pueden y deben aplicarse para prevenir el desarrollo de la obesidad”, indicó a Infobae la doctora Ana María Cappelletti, coordinadora del Grupo de Trabajo de Obesidad de la SAN.
También mencionó “la educación nutricional para la salud en general, y la implementación de políticas públicas efectivas, ya que desempeñan un rol crucial. La responsabilidad va mucho más allá del plano individual y atraviesa a todos los sectores sociales, empresariales, políticos y gubernamentales”.
Capelletti brindó 3 estrategias efectivas para abordar el sobrepeso y la obesidad sin fracasar en el intento:
1- Reconocer a la obesidad como una enfermedad crónica y prevenible: es fundamental concientizar acerca de que la obesidad no es solo una cuestión estética, sino una condición de salud que predispone al desarrollo de numerosas enfermedades, afectando la calidad y la expectativa de vida.
2- Promover el compromiso multisectorial para la creación de entornos saludables: es fundamental que todos los sectores de la sociedad trabajen en conjunto, incluyendo el sistema educativo, el ámbito gubernamental y la industria, para generar condiciones que favorezcan decisiones saludables en la población. Esto implica desde la educación nutricional en las escuelas hasta políticas públicas que promuevan el acceso a una alimentación saludable y fomenten la actividad física
3- A nivel individual, promover la atención personalizada en todos los niveles de atención, desculpabilizado a la persona y liberándola de estigmas.
“En 1997, la OMS la reconoció como un problema sanitario global, anteriormente asociada solo a países de ingresos altos, sin embargo la evidencia ha demostrado que el sobrepeso y la obesidad en adultos son mucho más frecuentes que el bajo peso en América Latina”, sostuvo Capelletti.
Y completó: “Ya en el año 2000, los doctores Peña y Bacallao publicaron datos de varios países de Centro y Sur América, que alertaban sobre la obesidad en la pobreza como un nuevo desafío para la salud pública. Esto fue considerado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en vista de que la prevalencia de sobrepeso en las Américas era más del doble del promedio mundial y visibilizó la problemática en nuestra región. La situación no ha sido aún controlada y las proyecciones para el futuro son desalentadoras por lo que es necesario barajar y dar de nuevo”.
“Todos, como sociedad, cada uno desde el lugar que le corresponda, debemos contribuir a la construcción de una sociedad más empática e inclusiva, libre de los prejuicios y del estigma que perpetúan la discriminación y la exclusión social de las personas con sobrepeso y obesidad”, enfatizaron desde la SAN.
Otro aspecto relevante es que 6 de cada 10 personas con sobrepeso u obesidad consideran que sostener resultados en el tiempo es el factor más importante para el éxito del tratamiento. Sin embargo, 5 de cada 10 personas se desaniman y abandonan el tratamiento cuando no logran los resultados esperados.
En este punto, Busnelli hizo especial hincapié en que “por un lado, esto refleja la cronicidad de la obesidad, una problemática que no se resuelve de un día para el otro. Desde un punto de vista biológico, la obesidad tiende a perpetuarse, ya que cuando una persona comienza a perder peso, su propio organismo activa mecanismos compensatorios cuyo objetivo es recuperar el peso perdido, de ahí que ‘la obesidad protege a la obesidad’”.
“Esto pone en evidencia la importancia de contar con el acompañamiento de un profesional de la salud, quien guiará el proceso de manera segura y efectiva y ayudará a la persona a alejarse de falsas promesas y soluciones mágicas que pueden hacerle perder tiempo, dinero e incluso poner en riesgo su salud”, agregó la titular de la SAN.
Además, “el apoyo de un profesional o equipo médico permite realizar un seguimiento a lo largo del tiempo, teniendo en cuenta la historia clínica, el estilo de vida y las necesidades individuales de cada persona, para así determinar en conjunto las estrategias más adecuadas que realmente le brinden el apoyo que necesita”, garantizó.
El estudio presentado evidenció también que 4 de cada 10 personas con sobrepeso u obesidad desconocen la existencia de herramientas farmacológicas para su tratamiento.
“Es fundamental que las personas con sobrepeso y obesidad tomen medidas para estar mejor y no se den por vencidas si en el pasado han intentado bajar de peso y no lo lograron, o si alcanzaron resultados, pero no pudieron sostenerlos; hoy existen caminos para hacerlo. La medicación es un pilar más del tratamiento, que se basa siempre en los cambios en el estilo de vida. En la consulta médica puede abordarse la problemática en forma integral —pero también individualizada— para diseñar e implementar, en conjunto, un plan sostenible”, remarcó la doctora Cappelletti.
Y enfatizó que la necesidad de prevenir o abordar la obesidad no es una cuestión estética, sino una problemática de salud que puede tener implicancias complejas al incrementar el riesgo futuro de desarrollar enfermedades como las cardiovasculares, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer, además de impactar negativamente en la salud mental y la calidad de vida.