El consumo interno impulsa el negocio de la carne: fortalezas y riesgos para el segundo semestre
La firmeza del consumo doméstico sostiene al negocio de la carne bovina en Argentina, en un contexto de caída de exportaciones, creciente oferta interna, suba de precios por encima de la inflación y un deterioro progresivo en la rentabilidad de los feedlots que anticipa tensiones para el segundo semestre.
El consumo de carne en Argentina sostiene al negocio ganadero
En los primeros cinco meses del año la faena y producción de carne vacuna se mantuvieron en los mismos niveles del año pasado, pero las exportaciones del producto se redujeron 26% lo que significa que se volcó un volumen creciente al mercado local. Crece la oferta doméstica de carne vacuna y los precios, lejos de caer, aumentaron más que la inflación aún cuando hay una creciente disponibilidad de carne de pollos y de cerdos e importaciones desde Brasil que van en incremento de la mano de la liberalización del comercio.
Entre enero y mayo ingresaron al país 5.000 toneladas de carne vacuna y cerca de 20.000 de carne porcina mientras que las de pollo se frenaron por los problemas sanitarios que hay en Brasil.
Hasta abril los precios de la carne habían acumulado un incremento de 27,5%, superando el 11,6% que tuvo la inflación. En mayo la cosa se emparejó, ya que la inflación del Indec fue de 1,5% y ese organismo midió mejoras en los precios de la carne de 1,3%. Aún así, la carne acumula incrementos en estos cinco meses del año superiores a la inflación. Lo mismo sucede en la comparación interanual. La inflación roza el 44% y la carne vacuna subió más de 60%.
Precios de la carne: más allá de la inflación y la oferta
También subieron más que los costos industriales, según indicó la consultora ganadera María Julia Aiassa, con excepción del costo laboral. “Si bien, en el mismo lapso, la materia prima (precio de la hacienda gorda) aumentó un 56%, el transporte de carga un 48%, las tarifas de gas, luz, agua entre un 30% y 50% por mencionar los principales costos, los salarios aumentaron un 71% interanual. Aunque también forman parte del costo para la mercadería vendida, el aumento de la capacidad de compra que genera esta apreciación para el consumidor (contra una inflación de 42%), es lo que en definitiva está sosteniendo estos niveles de consumo, sin rescindir precio”. El fortalecimiento del consumo, que generó subas mayores a la inflación, beneficia a las empresas frigoríficas que operan con el consumo interno y también a los exportadores que vuelcan parte de lo que producen en el mercado local.
La analista del Rosgan se refirió además a los problemas que tienen los exportadores para colocar carne en el mercado global. De lo que se produce “el 25% a 30% se comercializa en el exterior y depende fundamentalmente de la competitividad que pueda ofrecer no solo el tipo de cambio sino también otros factores más endémicos”. Entre ellos, mencionó el costo laboral y previsional, transporte y logística, tarifas y servicios, financiamiento e impuestos.
En tal sentido, es necesario recordar que la exportación de carne de novillos todavía carga con el pago de derechos de exportación de 6,75% “que genera una clara desventaja respecto de nuestros competidores, sumado a los ya abultados costos internos de operación” dijo Aiassa.
Deterioro de los márgenes de los feedlots y de las perspectivas para el segundo semestre
La rentabilidad de los feedlots tuvo una fuerte caída en el último mes. Por ahora el resultado les sigue dando positivo pero ya anuncia un cambio significativo que se profundizará en los próximos meses. Esto se espera por una mayor firmeza en los precios de los terneros de cría y el estancamiento del valor del ganado para la faena debido a que habrá una creciente oferta para el mercado doméstico. De acuerdo con los datos de la Cámara de Feedlot por la producción de un novillito el resultado es de 33.000 pesos a favor, pero cuando se le carga el costo impositivo y financiero del negocio las cuentas dan en rojo. Ese resultado, hasta el mes pasado, era positivo.
El cambio en la rentabilidad del negocio tiene que ver con las variaciones que hubo en los precios de las categorías vacunas. El ternero de invernada tiende a afirmarse, de los 3.300/3.500 pesos por kilo vivo que se pagaron hasta el mes pasado en estas últimas semanas los machos superan los 4.000 pesos y las terneras valen 3.500 pesos. Hay dispersión de precios, pero sobre todo firmeza. Y se espera que esa tendencia se instale, debido a que se irá reduciendo la oferta porque ya se comercializó la mayor parte de la invernada de este año.
Si bien por ahora el consumo interno respondió bien a la mayor disponibilidad de carne, es poco probable que se den subas de precios en el ganado para la faena. El freno a la inflación que se dio con las políticas macroeconómicas y la mayor faena de ganado liviano anclarían los valores de la hacienda y acotarían la recomposición de las cotizaciones, que llevan al menos dos meses de estancamiento. En tal sentido, cabe señalar que los valores actuales de novillos, novillitos y vaquillonas son los mismos que hubo en abril y en mayo, mientras que la invernada tuvo una recomposición de precios de al menos 10%. Esa brecha explica el deterioro de los márgenes de los feedlots.