Le ofrecieron descuentos en combustibles y le vaciaron la cuenta
Una mujer de Rosario, empleada municipal, pensó que ese sábado era su día de suerte: revisando su cuenta de Instagram encontró una promoción del Banco Municipal que le ofrecía un 40 por ciento de reintegro en compras de combustibles. Sin dudarlo, ingresó en la publicación para ver las condiciones para adherirse a la oferta y salió a buscar el auto con la idea de ir a cargar nafta. Sin embargo, cuando llegó a la estación, se encontró con que el saldo de su tarjeta de débito se había esfumado.
No fue la única clienta de la entidad financiera afectada por esa modalidad de estafa virtual. El dueño de un comercio del centro de la ciudad cayó en la misma trampa el domingo, también a través de una supuesta publicidad de Instagram que le ofrecía el mismo reintegro. Y cuando llamó al número de denuncias de la red Link para denunciar la maniobra, la operadora le comentó que había recibido “muchas” denuncias de damnificados por la misma modalidad.
Las estafas virtuales no son nuevas, es más crecieron después de la pandemia cuando se generalizó el uso de dispositivos como el homebanking o las gestiones telefónicas. No obstante, constantemente surgen nuevos tipos de fraudes, ahora utilizando las redes sociales con el objetivo de engañar y tomar control de las cuentas o dispositivos de los usuarios.
A ese delito se lo conoce como “phishing”, una modalidad que utiliza correos electrónicos, mensajes de texto, llamadas telefónicas o sitios web fraudulentos para hacer que las personas compartan datos confidenciales, descarguen malware (los programas usados para atacar u obtener información privada de sus víctimas) o se expongan de otro modo a la ciberdelincuencia.
Las dos personas clientes del Municipal, cuyos nombres se mantienen en reserva para preservar su identidad, describieron de la misma forma el mensaje que las hizo caer en la trampa: era un contenido patrocinado distribuido por Instagram que les ofrecía el beneficio, con idéntico diseño que otras promociones de la entidad financiera, que promovía acceder a otra página para conocer los pormenores de la promoción. Ahí estaba la trampa, pero ninguno lo advirtió.
Las autoridades del Banco Municipal detallaron cuáles son las medidas clave para evitar se víctima de estas trampas. “Nunca vamos a pedirles a los clientes datos personales o claves, ni los vamos a llamar por teléfono”, ejemplificó el gerente de Marketing, Canales y Productos de la entidad crediticia, Fabricio Neirotti, que en sus redes publica una serie de consejos sobre ciberseguridad.
“Nuestro canal disponible es el WhatsApp oficial, que está validado y verificado con tilde azul”, sumó. También aconsejó que para ingresar al banco de manera digital siempre hay que hacerlo desde su URL y “nunca desde un enlace alternativo de Google”.
En tanto, manifestó que en las últimas horas se envió un mailing a los usuarios con toda la información necesaria. “Hay muchas herramientas para mitigar el riesgo”, añadió.
Allí se insistió en no compartir contraseñas, códigos de verificación o el número completo de las tarjetas: “Estos datos son privados y no los necesitamos para ayudarte”.
Estafa virtual, un delito frecuente
Solange Bobbet es la jefa de la Oficina Municipal de Defensa del Consumidor. Este fin de semana también se topó con la supuesta publicación del banco que prometía descuentos en combustibles. “Busqué si el mensaje aparecía en la cuenta de Instagram del banco y no estaba allí. Entonces me di cuenta que era una publicidad trucha”, recordó.
De acuerdo al informe del primer semestre de la oficina municipal, dos de cada diez reclamos que se reciben en el área de servicios financieros refieren a delitos informáticos. “Hemos recibido de casi todos los bancos y de muchas modalidades diferentes”, apuntó la abogada.
Desde enero a junio, la oficina que depende del Concejo Municipal recibió 784 reclamos relacionados con el accionar de bancos y mutuales. De ese total, 133 se relacionaron con estafas virtuales. Una por cada día hábil de los primeros seis meses del año.
De acuerdo a los registros del organismo, la cantidad de expedientes iniciados por delitos informáticos viene en alza. “El número comenzó a crecer después de la pandemia, cuando se incrementó el uso de medios electrónicos para hacer todo tipo de trámites bancarias o compras. Las estafas relacionadas con el robo de datos personales de cuentas bancarias es uno de los tipos de reclamos que recibimos, también de compras por internet a comercios fantasmas, que tienen sitios en internet o en redes sociales pero no existen”.
Para la funcionaria, el tema no sólo es una preocupación de los usuarios de servicios financieros o de las dependencias públicas que defienden sus derechos, sino también de los mismos bancos. “Hay preocupación en los bancos por este tema, porque en cierta manera vulneran su seguridad, y se esfuerzan por tratar de solucionar el problema a sus clientes. En algunos casos se logra un acuerdo, en otros no, pero en general se trata de que pierdan un poco cada uno”, apuntó.
Las estafas cibernéticas son un delito comprendido en el código penal. La intervención de la oficina municipal se relaciona con el derecho a información de los consumidores y, sobre todo, en el desarrollo de campañas para la prevención de estas situaciones.
Diez pasos adelante
La jefa de la oficina del consumidor, repasó las distintas modalidades que pueden tener las estafas virtuales. Generalmente, comentó, el modus operandi de los estafadores apela a las emociones. Las positivas, ofreciendo algún premio o grandes descuentos, o las negativas, un aviso de que están a punto de bloquear la cuenta.
Los viernes por la tarde o los fines de semana, estas maniobras son más frecuentes, ya que no se puede activar rápidamente el reclamo. “Hay que estar atentos: nunca dar datos personales, ni CBU, ni claves, ni números de tarjetas. Ni por teléfono, mensaje de texto, mail o whatsapp. Tampoco hacer clicks en links que deriven a otras páginas”, apuntó.
Bobbet señaló que “todo el tiempo estamos detrás de estos engaños, pero lamentablemente los delincuentes están diez pasos por delante” y recordó de casos en los cuales los datos personales fueron usados para hacer transferencias, sacar créditos o hacer compras por internet. En la mayoría de los casos, el dinero pasa de cuenta en cuenta de aplicaciones y billeteras virtuales “llamadas mulas” hasta que se pierde su rastro.
“Por eso hacemos hincapié en la prevención de esos delitos, más allá de actuar en consecuencia con el hecho consumado y tratar de negociar con las entidades financieras para que reconozcan algo del dinero”, apuntó y destacó la importancia de que las víctimas de estas estafas hagan la denuncia. “Hay que dejar asentado que estos delitos están y existen en la sociedad. Si no denunciamos, no se pueden investigar ni tomar medidas para prevenirlos”, concluyó.
Fuente: La Capital